Mark Follman, el director de asuntos nacionales de Mother Jones, un sitio de noticias sin fines de lucro desde 1976, escribió en su columna publicada en agosto 2019 acerca de los constantes ataques que la prensa vive por parte de la administración del Presidente de los Estados Unidos, Donald Trump.
“La constante repetición de esos mensajes (fake news, los medios son los enemigos del pueblo estadounidense) no es un accidente. Su meta (la meta de Trump) es intentar desacreditar la prensa y reducir el impacto de las noticias que exponen las mentiras de su administración, la negligencia, las fallas y su posiblemente criminalidad”, Follman dice.
Zita Arocha, profesora de comunicación en la Universidad de Texas en El Paso, periodista bilingüe y directora de borderzine.com, un sitio de publicación de historias fronterizas en línea, dice que los periodistas nunca han estado en tan bajo ataque como ahora.
Arocha ejerció como periodista para el diario Miami Herald en Florida. Como reportera durante la época conflictiva entre Estados Unidos y Cuba, nunca se sintió en peligro.
“Aunque hubo muchos disturbios civiles en el país, los periodistas realmente no se sintieron bajo ataque. No recuerdo haber tenido ningún tipo de confrontación por mis informes durante mi tiempo en los medios de noticia, pero los tiempos han cambiado”, Arocha dice.
El Rastreador de La Libertad de Prensa en Estados Unidos, U.S Press Freedom Tracker en inglés, un banco de datos de incidentes hacia la libertad de prensa y que proporciona apoyo legal para periodistas, creó una base de datos acerca de los tuits de Trump. La reportera Stephanie Sugars, quien llevó a cabo esta investigación, encontró que el 11 por ciento de todos los tuits del mandatario contienen lenguaje negativo hacia los medios de comunicación y en específico a periodistas.
De igual manera en esta base de datos, CNN ha sido mencionado en 215 tuits, NBC en 124 tuits y El Washington Post en otros 107 tuits.
“Durante los años, Trump se ha referido al staff de NBC como ‘perdedores’, ‘degenerados enemigos de Trump’, ‘locos’ y ‘enemigos de la gente americana’”, publicó el Rastreador en octubre 2019.
“La retórica en los Estados Unidos se refleja en el resto del mundo. Se pregunta si el bombardeo constante de noticias, legítimas o no, tiene que ver con la desconfianza en los medios de noticias”, Arocha dice.
Sufrimiento periodístico al otro lado del río
Por el otro lado, la prensa en México también sufre debido a la violencia y ataques de su presidente Andres Manuel Lopez Obrador (AMLO), quien tomó el mando el 1 de diciembre del 2018, ya que durante sus “mañaneras,” un espacio donde la prensa es invitada a hacer preguntas de todo tipo al presidente, la prensa mexicana ha sido protagonista de varios ataques del mandatario.
Jorge Ramos, el periodista y presentador de noticias de la cadena Univisión, ha experimentado en varias ocasiones la censura y críticas por parte del gobierno estadounidense y mexicano.
En abril 2019, Ramos escribió una columna para El New York Times, donde dice que el presidente “no es el jefe de los periodistas”, y relata acerca de su encuentro con AMLO en la Ciudad de México durante una “mañanera”.
“A pesar de la clara apertura periodística durante las mañaneras, López Obrador ha utilizado sistemáticamente ese espacio para desacreditar a reporteros, columnistas y a medios de comunicación que lo critican”, Ramos escribe. “Les llama ‘prensa fifí’, entre otros calificativos (como conservadores y deshonestos)”.
Aun así, Ramos aclaró en su columna que reconoce que existe una gran diferencia entre AMLO y Trump.
“AMLO aguantó y respondió todas mis preguntas durante la conferencia de prensa en Ciudad de México, mientras que Trump, en 2015, me expulsó con un guardaespaldas de una de ellas en Dubuque, Iowa”, Ramos escribe.
Otro medio atacado fue el periódico Reforma de México cuando AMLO les pidió durante una mañanera que revelaran sus fuentes en abril 2019.
El presidente AMLO dijo que sería “interesante” que el periódico Reforma revele la fuente que le facilitó el borrador de la carta que su gobierno mandó a España para solicitar una disculpa por la violación cometida a los derechos humanos de los mexicanos durante la Conquista Española, según un artículo publicado por Animal Político en abril 2019.
No obstante, con estos descalificativos, México se volvió en el 2018 el país más violento sin guerra para los periodistas. En el 2019, los asesinatos de profesionales de la información sumaron 11 víctimas, según un reporte de Artículo 19, una organización independiente que promueve y defiende el avance progresivo de la libertad de expresión.
Aparte, en una conferencia de prensa de AMLO de noviembre 2019, el presidente mexicano afirmó que no utiliza lenguaje ofensivo hacia los periodistas.
“Nosotros no utilizamos un lenguaje ofensivo, somos respetuosos, nada más ejercemos nuestro derecho de réplica”, AMLO afirma.
Sin embargo, el gremio periodístico en Estados Unidos y México experimenta represión y violencia por parte de sus mandatarios y el crimen organizado. No obstante, las ciudades fronterizas en ambos países representan más riesgos para los periodistas.
Los riesgos de cubrir la frontera
Las fronteras usualmente son ciudades con más riesgos para la población, debido al gran tráfico de drogas entre Estados Unidos y México. Ciudad Juárez ha sido una ciudad muy golpeada por la violencia, el narcotráfico, las desapariciones, feminicidios y los riesgos que corren los periodistas al estar inmersos en este ambiente y aun así trabajar en encontrar respuestas.
Cabe mencionar que el 2010 fue uno de los años más violentos para esta ciudad, cerrando el año con un saldo de 3,000 muertes, así lo confirmó el ex Procurador del Estado, Arturo Sandoval en una entrevista con CNN.
A raíz de la violencia en la ciudad fronteriza, las periodistas Gabriela Minjares junto con Araly Castañón, Rocío Gallegos, y Lucy Sosa formaron Red de Periodistas en Juárez a principios del 2011.
Con el fin de apoyarse entre los medios, exigir justicia ante los asesinatos de periodistas, ofrecer capacitaciones y más que nada crear una red de confianza y solidaridad entre el gremio de periodistas, la Red de Periodistas comenzó en el 2008, como resultado del asesinado del periodista Armando Rodríguez “El Choco”. Sin embargo, fue hasta el 2011 se pudo crear esta organización.
Minjares fue amenazada en plena luz del mediodía en el centro de Cd. Juárez por un hombre armado, mientras trabajaba como periodista para El Diario de Ciudad Juárez en el 2010. Pero esto no la detuvo para continuar con su labor de mantener a la población informada y su derecho de expresión de prensa.
“En este país donde vivimos un alto nivel de inseguridad, no solo ser periodista es un riesgo, pero alguien tiene que contar lo que estamos viviendo”, Minjares dice.
En el 2017, el estado de Chihuahua sufrió la pérdida de una respetable periodista, Miroslava Breach. Corresponsal del diario La Jornada y columnista de El Norte de Juárez, Breach investigó la corrupción y relación que existía entre el gobierno, futuros candidatos a presidentes municipales y el narcotráfico en la Sierra de Chihuahua. Esta denuncia le costó su vida a la columnista afuera de su casa, frente a su hijo.
En una pieza de opinión publicada por El New York Times en español, en septiembre de 2019, la periodista colombiana e integrante de la junta directiva del Comité para la Protección de los Periodistas (CPJ), María Teresa Ronderos, se hace la pregunta:
“¿Cuánto cuesta matar a un periodista? En México, casi nada para el pistolero, quizás unos pesos para que las autoridades miren a otro lado, y listo: silenciado el incómodo reportero”, Ronderos dice.
En respuesta a la impunidad y los cansados ataques a los medios, se formó el Colectivo 23 de marzo, especialmente para exigir justicia por la muerte de Breach, según la página web del colectivo, proyectomiroslava.org.
“El Colectivo 23 de marzo, un grupo de periodistas que trabajan en México, en colaboración con las organizaciones internacionales Forbidden Stories, Bellingcat y el Centro Latinoamericano de Periodismo de Investigación (CLIP), se unieron para develar qué se ha investigado y qué no sobre este crimen, que no debe quedar impune”, colectivo 23 dice.
El caso de Breach es solo uno de los múltiples homicidios y ataques a la prensa que han quedado impunes. En una semana agosto 2019, tres periodistas fueron asesinados en varios estados de la República Mexicana, según un artículo publicado por el CPJ.
“No quiero ser pesimista pero ya han pasado dos años de esto (asesinato de Breach), ha sido una investigación tan sucia, manipulada y corrupta por parte del narcotráfico y la política que no creo que lleguemos a ver justicia plena”, Minjares dice.
Cabe mencionar que la violencia no solo ha afectado a los miembros del gremio periodístico, los ciudadanos también han sido golpeados por la ola de violencia.
“No es solo el caso de Breach, miles de ciudadanos han pasado por esto, miles de asesinatos quedan impunes, no se llega a ver la justicia plena…muchas veces las autoridades lo dan como resuelto solo para callar la opinión pública”, Minjares dice.
Alejandro Velasco, jefe de información en RadioNet, profesor de Radio en la Universidad Autónoma de Chihuahua en Cd. Juárez y periodista por veinticinco años, dice que en su carrera ha recibido amenazas de políticos y funcionarios de gobierno debido a los temas que ha indagado.
“He recibido algunas amenazas por parte de funcionarios, preguntándome si es algo personal, pero yo les digo que en el momento que yo publique una mentira, ese día pueden venir a decirme algo sobre mi nota”, Velasco dice.
En el lado de los Estados Unidos, periodistas de todas partes recuerdan a Rubén Salazar, quien escribió sobre la comunidad Latina en Los Ángeles y murió en 1970 cuando fue golpeado en la cabeza por un proyectil de gas lacrimógeno disparado por a Los Angeles Sheriff Deputy.
En el 2018 una gran ola de inmigrantes centroamericanos de Honduras, Guatemala y El Salvador emprendieron un viaje hacia las fronteras de Estados Unidos y México. Huyendo de estos países con el fin de obtener asilo en los Estados Unidos. En Octubre 2018, Al Día Dallas, un periódico en español de Dallas News, reportó que alrededor de más de 7,000 personas incluyendo niños, mujeres y hombres estaban atravesando México con el fin de llegar a las frontera.
Esta situación atrajo la atención de los medios de comunicación a nivel nacional e internacional. Periodistas de diversas partes del mundo acudieron a las ciudades fronterizas a cubrir este acontecimiento. Desafortunadamente, algunos periodistas fueron una vez más presas de la opresión a la prensa que se vive en estos dos países.
La fotoperiodista Ariana Dreshler estuvo cubriendo la caravana en Tijuana para Buzzfeed News y United Press International. Dreshler había estado tomando fotos por varios meses y no fue hasta diciembre 30 del 2018 que fue detenida al cruzar a los Estados Unidos. Fue llevada a un cuarto de interrogación y cuestionada por dos oficiales.
“En un cuarto pequeño, me preguntaron acerca de los refugios (shelters que había fotografiado), lo que había visto ahí y para quién estaba yo trabajando”, Dreshler dice.
Después de casi una hora de revisión, los agentes dejaron a Dreshler irse con la advertencia de que su pasaporte tenía una alerta y que se le haría una segunda revisión a futuro si es que trataba de cruzar la frontera.
En una tercera ocasión, Dreshler fue detenida en Enero 4 del 2019 y los agentes le pidieron que dejara sus pertenencias afuera del cuarto de interrogación, tal como su cámara y su teléfono. Cuando regresó parecía que nadie había tocado sus cosas pero los agentes le preguntaron si les podía mostrar las fotos de su cámara. Dreshler se negó.
En noviembre 2018, CPJ publicó un reporte acerca de los incrementos en los incidentes entre agentes de CBP buscando en los aparatos electrónicos de periodistas, preguntándoles acerca de sus reportajes y sus fuentes, no solo en las entradas entre México y Estados Unidos pero en todos los puertos de entrada de Estados Unidos.
Alexandra Ellerbeck, coordinadora del programa de América del Norte de la organización dice, “La capacidad de los periodistas para proteger sus fuentes, la capacidad de proteger la información que recopilan en el curso de sus informes, la capacidad de ser vistos como independientes de la aplicación de la ley y no simplemente de otro brazo de inteligencia del gobierno, es tan central para lo que es el periodismo”.
Por otro lado, Kitra Cahana, foto periodista americana-canadiense que había estado cubriendo la caravana y los centros de refugios se le ha negado en varias ocasiones la entrada a México. Cahana había cruzado la frontera varias veces sin problemas hasta enero 17 del 2019.
“Para mí, esta es una pregunta de libertad de expresión y de nuestra habilidad como prensa para cubrir historias importantes como la caravana migrante”, Cahana dice a NPR.
Presentando las anteriores estadísticas y experiencias del gremio periodístico tanto en Estados Unidos como en México, surge la pregunta para actuales periodistas y estudiantes de esta profesión:
¿Vale la pena perseguir la verdad?
“Claro que vale la pena, el periodismo, la contribución de mantener una sociedad informada, es mantener una sociedad empoderada, aportamos mucho al pueblo al informar con rigor, claridad y equilibrio”, Minjares afirma.
No solo actuales comunicadores opinan que el pueblo debe de mantenerse informado, de igual manera los futuros periodistas afirman esto.
Kevin Luna, estudiante de ciencias de la comunicación en la Universidad Autónoma de Chihuahua en Ciudad Juárez, y actual reportero para RadioNet desde Febrero 2017, concuerda con Minjares.
“Sí, sí vale la pena porque luego la gente te lo agradece, te agradece que les estés informando lo que está pasando en su ciudad y muchas veces lo que le pasa a uno les afecta a todos”, Luna dice.
Luna dice que una de las dificultades como periodista en la frontera es ganarte la confianza de la gente, por la misma inseguridad que se ha vivido en Cd. Juárez.
“A la gente le da miedo darme su nombre o contarte exactamente lo que vio, por miedo a que les pase algo”, Luna dice.
No solo en lo que va del sexenio de AMLO se ha vivido agresión a los periodistas, este problema arraiga desde muchos años atrás. Por otro lado, en Estados Unidos el presidente Trump ha incrementado opiniones negativas hacia los medios de comunicación.
“Si el gobierno no nos respeta [a los medios de comunicación], la gente tampoco lo hará y los gobiernos de ambos países Estados Unidos y México están actuando de una manera irresponsable”, Luna dice.
El periodista en la ciudad fronteriza tiene que ser cuidadoso con la información que piensa revelar, sobre todo cuando se está investigando a un funcionario público o al narcotráfico.
“Riesgos que enfrentamos los reporteros en la ciudad fronteriza es tener bastante cuidado en la información que presentamos, más aún cuando la nota involucra a oficiales del gobierno, ese es un consejo que me han dado compañeros que ya tienen muchos años en este campo, tristemente hay información que no se puede publicar”, Luna dice.
Valeria Olivares, editora en jefe de El Prospector, periódico estudiantil de UTEP y estudiante de periodismo, ha estado involucrada en el mundo de las noticias desde su infancia. Comenta que fue su padre quien la inspiró a convertirse en periodista ya que el ejerció dicha profesión por varios años.
“Me enseñó a ser valiente y a seguir lo que me hace feliz. Lo que me hace feliz es el periodismo”, Olivares dice.
Olivares dice que cuando decidió por primera vez seguir los pasos de su padre, sus padres estaban preocupados. Aunque se mantiene segura al conocer su entorno, recordó su experiencia en una manifestación de Trump en febrero del 2019.
“Afortunadamente una de las otras personas de los medios me empujó hacia atrás y el hombre (el que atacó a los medios) solo ataco a los otros reporteros”, Olivares dice.
El presidente Trump organizó un rally en El Paso County Coliseum en la ciudad fronteriza con el fin de promover su campaña política. Olivares se encontró en la misma situación que la del reportero Ron Skeans de BBC junto con otros periodistas fueron empujados por un hombre que traía puesto una gorra que decía “Hagamos América Estupendo Otra vez” (Make America Great Again), uno de los slogans más conocidos el presidente Trump.
“Fue un empujón muy fuerte vino de un lado donde no podía ver…Yo no sabía que estaba pasando”, Skeans dice.
Ataques a la prensa se han aumentado en los gobiernos de ambos países en los últimos años. Aun así, el gremio periodístico continuará haciendo su labor con el fin de mantener a la población informada.
“Realmente, (periodistas) son los bastiones de la libertad de expresión. Somos los que descubrimos cosas que no están bien y tenemos que mantener esa llama en nombre de la verdad y la libertad de información”, Arocha dice.
Cabe mencionar que la democracia y la libertad de prensa son piezas claves para un gobierno transparente.
“No hay una mentira que puedas sostener por mucho tiempo, tarde que temprano la verdad sale a la luz, en esta profesión uno debe de permanecer, no quedarse callado y crear periodismo independiente”, Velasco agregó.
Por Maria Ramos y Jacqueline Aguirre