Por Gerrero Garcia, traducción por Andrés Rodríguez
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Brian Garcia y su abuela se sientan en la mesa de la cocina para compartir un plato de caldo de res con arroz y tortillas de maíz. El vapor de la sopa se evapora mientras su abuela da gracias y bendice la comida. Al comer solo se escuchan los sorbidos y el ruido de las cucharas tocando los platos. Brian y su abuela están cerca uno del otro, sus piernas en contacto, sin embargo parecen distantes—la barrera entre ellos es el lenguaje.
Brian es un estudiante de tercer año de justicia criminal en la Universidad de Texas en El Paso y un mexico-americano de segunda generación quien solamente habla inglés, por lo cual se le hace difícil hablar con su abuela, una mexicana que solo habla español.
“Me avergüenza cuando intento hablar español con my abuela”, dice Brian. Cuando era chico Brian hablaba español, pero llegó a un punto en el cual dejo de hablarlo. “No recuerdo cuantos años tenía, tal vez 7, pero en la casa o en la escuela no se hablaba (español) tan a menudo…Entiendo algunas palabras, pero cuando intento hablarlo no puedo poner las palabras juntas, la pronunciación nada más no me sale.”
El censo estadounidense de 2010 indica que el 72.8 por ciento de la población en El Paso habla español en casa, a causa del perfil demográfico de la ciudad—donde más de 600,000 personas son hispanas o latinos. En los Estados Unidos, la población de mexico-americanos esta sobrepasando 50.5 millones, según el censo, y en cerca de 10 años, más del 60 por ciento de todos los adolescentes estadounidenses serán mexico-americana o latinos.
La cercanía de El Paso a México ha permitido la migración de la cultura y el lenguaje a través de la frontera, pero generaciones jóvenes nacidas de padres mexico-americanos están perdiendo el español.
“El español, en muchas maneras, es desafiado por instituciones estadounidenses”, dice el profesor de antropología en UTEP Howard Campbell. “Para ser exitosos económica y socialmente en este país, sobre todo para la gente joven, el inglés es indispensable”.
Como Brian, muchos otros mexico-americanos de la región paseña han elegido inconscientemente el inglés como su primer idioma, dejando el español a una edad joven. Factores como el sistema educativo, la influencia paternal y la cultural popular contribuyen al reto de mantener el español entre la juventud mexico-americana.
Los resultados del estudio The Children of Immigrants Longitudinal Study indican que el 17 por ciento de mexico-americanos de tercera generación hablan el español, mientras 5 por ciento de la cuarta generación lo hace.
Campbell describe la ausencia de un idioma materno en generaciones nuevas como una forma de asimilación. “Por lo general en los Estados Unidos, es la presión de la cultura estadounidense lo que obliga a mexicanos o latinos a la larga a elegir el inglés como su primer idioma”, dice Campbell.Watch Full Movie Online Streaming Online and Download
Campbell dice que la preferencia del inglés entre la juventud paseña es inevitable por el hecho de que éste los rodea por completo. “Tenemos que ser realistas—el español se enfrenta a la cultura popular estadounidense. El inglés es necesario en los sistemas escolares, para conseguir un trabajo, para su identidad y vida social”,dice Campbell. “Puede que estudiantes hablen español en casa con sus familias, lo cual suele ser el caso para las segundas y terceras generaciones, pero al final comienzan a inclinarse al inglés”.
El inglés se introduce durante los primeros niveles del sistema escolar público estadounidense, cuando los hispanohablantes pasan por la transición de hablar español a inglés. Este periodo toma un papel en la pérdida de la fluidez del español entre mexico-americanos jóvenes
Matthew Castro, un mexico-americano de segunda generación, creció hablando español en casa, pero a una edad temprana fue transicionado al inglés. “Crecí hablando el español, pero probablemente cuando tenia 6 u 8 años empecé a adquirir el inglés”, dice. “La escuela es probablemente la razón por la cual deje de hablar el español”.
Matthew, estudiante de segundo año de ingeniería mecánica en UTEP, dice que cuando ingresó al sistema escolar, fue asignado a clases bilingües, pero después fue trasladado a clases de inglés. “Cuando iba a la escuela, teníamos clases bilingües para los que hablaban español principalmente, y para los que hablaban inglés los ponían en clases regulares”, dice. “Cuando me colocaron en una clase regular, todos los que me rodeaban hablaban inglés”.
Rodeado por el inglés, Matthew se vió obligado a dejar atrás su lengua nativa y a aprender el idioma predominante en el patio escolar, en la cafetería y en el salón de clases. “En realidad ya no hablo el español completamente”, dice Matthew. “A veces me cuesta cuando intento hablarlo, pero en general entiendo palabras básicas”.
Heriberto Godina, profesor adjunto de educación en UTEP, ha trabajado con jóvenes en escuelas públicas y conoce algunos de esos programas. “No se sabe con las escuelas estadounidenses”, dice Godina. “Algunas escuelas realizan un muy buen trabajo cuando promueven el bilingüísmo, pero otras reprimen el español, esto puede perjudicar a los niños”.
Godina dice que algunos distritos escolares en la región de El Paso, como Ysleta, cuya población de estudiantes mexico-americanos o latinos llega hasta el 86.1 por ciento, implementan programas de dual-language. “Escuelas en los distritos de Ysleta, Socorro y Canutillo hacen un buen trabajo defendiendo programas de educación bilingüe”, dice Godina. “Saben que la educación bilingüe funciona. Por eso lo promueven”.
Mientras algunas escuelas en El Paso apoyan la educación bilingüe, Godina cree que estoitiene poca influencia en la pérdida del español entre jóvenes. “Honestamente, lo que en realidad veo son jóvenes motivados por la cultura popular”, dice. “Lo que hace que los estudiantes se alejen del español es con quiénes se juntan, cuáles programas de televisión ven y qué tipo de música escuchan”.
Brian recuerda sentirse inclinado por el inglés desde sus primeros años de primaria. “Tenía mis amigos que hablaban español, pero cuando me colocaron en una clase de inglés comencé a hacer amigos que hablaban inglés”, dice.
Carlos Ortega, profesor de estudios chicanos en UTEP, dice que ser expuestos a programas de televisión y música popular estadounidense también influye en la pérdida de fluidez del español. “Musicalmente, la pérdida del español puede ser afectada por la memorización de la letras”, dice. “Uno escucha las letras en el inglés y fácilmente puede comenzar a pensar como esas letras debilitan el uso del español”.
Ortega también dice que los padres influyen en la habilidad de conservar el idioma de sus hijos. Brian y Matthew fueron criados hablando español, pero sus padres no reforzaron el español en casa, lo que permitió que el lenguaje desaparecería poco a poco. “Algunos padres se despiertan un día diciendo que querían que sus hijos aprendieran inglés, pero luego se dan cuenta de que sus hijos necesitaban preservar su español también”, dice Ortega.
Algunos padres mexico-americanos crían a sus hijos hablándoles inglés únicamente y nunca les enseñan el español. Ese fue el caso de Sarah Lopez, una latina de segunda generación quien fue educada por su madre mexicana y su padre puertorriqueño. “Mis padres hablaban español entre si, pero cuando hablaban conmigo hablaban inglés”, dice Sarah.
Sarah clasifica su habilidad de hablar español como muy baja. “No lo puedo hablar”, dice. “Entiendo algo del idioma, pero no lo voy a hablar”.
También hay padres que eligen inculcar el español a sus hijos. Las hermanas Daisy, estudiante de lingüística, y Jocelyne Gomez, estudiante de justicia criminal, ambas alumnas de primer año en UTEP, dicen que en casa no se les permite hablar inglés, lo cual les ayuda a preservar el español. “Si pronunciamos una palabra mal en español nuestra madre nos corrige y nos dice que tiene que ser el español adecuado, odia el spanglish”, dice Jocelyn. Las hermanas son mexico-americanas de segunda generación y están orgullosas de poder hablar el inglés y el español con fluidez. Ellas le dan crédito a su madre por ayudarles a mantener su idioma materno. “Ella quería que aprendiéramos inglés, pero no quería que se nos olvidara el español”, dice Jocelyn.
En El Paso y en muchas otras áreas de la nación, el español esta disminuyendo con cada generación que viene. Si bien la población de mexico-americanos y latinos en el país aumenta cada vez más rápido que cualquier otro grupo étnico, parece que aunque esté amenazado, es improbable que el español desaparezca.. “Con esta población masiva, es probable que el español sea el segundo idioma que se hable en la nación, oficialmente o no”, dice Campell.
Felipe Perez • Jun 5, 2013 at 5:36 am
Hola amigos como estan…Me intereso mucho su postulado aserca de los jovenes de segunda generacion que no desean hablar espanol, aunque sus padres y antecesores sean hispanos, como ocurre en mi caso. Tengo dos hijos adolescentes que no desean hablar sino solo ingles…Me gustaria con todo el respeto que ustedes se merecen, si fuera posible recibir la revista (Minero magazine)donde aparece esta historia o comentario aserca de: “Disculpe: No hablo espano”. Deseo mostrarsela a mis 2 chicos. Mil gracias y me alegro haber encontrado esta columna en el internet…Vivo en New Jersey. Gracias Felipe Perez
Andres Rodriguez • Jun 8, 2013 at 2:16 pm
Claro que si, Felipe. Mandenos una dirección a [email protected] y le mandamos la revista con gusto. Agradecemos su interes.