Por Miguel Orta
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Amediados de octubre de 2012, el empresario mexicano Álvaro Esparza se vio obligado a cerrar su negocio familiar en el centro de El Paso, Flautilocas, por motivos económicos y logísticos a solo tres años de haberlo abierto. Esparza dice que abrió su negocio en El Paso con la esperanza de obtener un ingreso más sólido que con su restaurante en Ciudad Juárez, La Fondita, para apoyar la educación de sus hijas. Sin embargo el restaurante no logró sostenerse por sí solo.
Esparza se dió cuenta que la administración de un negocio en Estados Unidos es completamente distinta a la manera en que se maneja una empresa en México. Además dice que él arrancó sin arreglar asuntos administrativos, de salubridad y de mantenimiento, ya que ya tenía la inversión hecha en el local.
“En El Paso te piden autorización del departamento de arquitectura, previamente te tienen que autorizar la instalación hidráulica e instalación higiénica…que solo puede realizar personal autorizado”, dice Esparza. “En Juárez, el departamento de bomberos no se mete con los restaurantes y negocios a menos que haya un problema, en El Paso la regulación es más preventiva”.
Además de las regulaciones, el costo total de operación de un negocio en Estados Unidos suele ser más alto que en México. Para Esparza, por ejemplo, el costo de la publicidad fue excesivo. “Lo que a mi me falló fue el sistema de mercadotecnia, no poder anunciarlo adecuadamente, (porque) la publicidad es muy cara”, dice Esparza.
Muchos inversionistas mexicanos han apostado por exportar sus negocios a la frontera estadounidense, buscando atraer a los consumidores hispanos ya familiarizados con el producto y a anglosajones por igual. Sin embargo, algunos han fracasado en su intento de establecerse en la frontera. Negocios como Carousel, María Chuchena, Chamoyito’s y demás, cerraron muy poco tiempo después de haber abierto sus puertas. Otros como Corralito, Garufa, el Bar 33 y la nevería Trevly han tenido experiencias exitosas en El Paso.
“Es natural que los negocios crucen fronteras nacionales en todo el mundo. De esta manera, mientras existen negocios en movimiento desde México a El Paso, también existen negocios en movimiento de Estados Unidos a México”, dice Oscar Varela, profesor de finanzas y economía en la Universidad de Texas en El Paso. “Las razones para la inversión internacional incluyen la expectativa de ganancias comparada al costo de operar un negocio en un ambiente distinto y la diversificación a través de otros países, además de poder tomar ventaja del tipo de cambio”.
Después de trabajar por años en la industria de la comida mexicana, Adrián Salinas se aventuró a innovar el mercado de comida rápida en Estados Unidos y abrió La Gorda, un restaurante tipo mexicano ubicado en el este de la ciudad. Adornado en tonos naranja y amarillo, con figuras de chiles y cebollas de porcelana colgadas en las esquinas, La Gorda es uno de los negocios mexicanos que en la última década ha sobrevivido en El Paso.
Aún cuando gran parte de la clientela paseña tiene procedencia mexicana, existen varias diferencias entre los consumidores en México y en Estados Unidos. “(En El Paso) los clientes son muy fieles, pero cuando vendes un mal producto el cliente es muy radical, si no le gusta un lugar, va y no vuelve”, dice Salinas. “Tener un restaurante es cosa de aguantar, puedes tener un buen producto puedes durar tiempo, pero tienes que tener dinero (suficiente) para sobrevivir aunque sea un año… Mucha gente que ha venido a poner restaurantes en El Paso piensa que trae la inversión para abrir un negocio y no se preparan con un ‘colchón’ para mantenerse”.
El negocio de Salinas, ha tenido que sobrepasar varias crisis para mantenerse a flote, como el incendio de una de sus tres sucursales a principios de 2012 por un corto circuito.
Salinas atribuye el fracaso de varios negocios al monto de gastos fijos que un negocio en Estados Unidos, y en El Paso en particular, exige, como lo son el costo del predial o lo alto que es el salario mínimo en comparación al salario promedio en México. El salario mínimo en el estado de Texas es de 290 dólares por 40 horas por semana, mientras en México a ese empleado se le puede pagar 60 dólares semanales por el mismo trabajo.
La seguridad también ha significado un factor de importancia para el crecimiento de estas empresas. “Nos decidimos venir a El Paso número uno, por decisiones de negocio, en el transcurso que abrimos se transformó en seguridad”, dice Luis Anzures, dueño del negocio de comida rápida Burritos Crisóstomo sobre su mudanza a Estados Unidos. “Compramos el terreno, llevábamos un año en construcción, íbamos despacio, pero en ese transcurso se puso fea la cosa en Juárez y fue cuando dijimos, vámonos”.
Los negocios mexicanos en El Paso son beneficiosos tanto para la economía local como la mexicana, dice Varela. “El Paso se beneficia de esta migración de empresas. Particularmente del punto de vista más importante, que es el del consumidor. Los negocios existen para servir a este consumidor”, dice Varela. “Habrá más opciones y oportunidades para los consumidores paseños mientras más negocios mexicanos se establezcan en la ciudad y, como resultado, habrá más oportunidades de empleo e inversión. Este fenómeno tiene múltiples efectos; al venir estos negocios a la ciudad, sus dueños y empleados de México se convierten en consumidores en El Paso”.
Sin embargo, el éxito en México no garantiza éxito en la frontera americana, mucho menos en la industria restaurantera. “Ser exitoso en un negocio no es fácil, existen muchos negocios que no sobreviven el ambiente competitivo en el que operan”, dice Varela. “Además, cuando un negocio se muda a un nuevo ambiente, en este caso un nuevo país, entender la manera en que opera dicho país es igualmente importante”.
Según Dun & Bradstreet, empresa de consejería de negocios, los negocios con menos de 20 empleados tienen solo un 37 por ciento de posibilidades de sobrevivir cuatro años y solo un 9 por ciento de posibilidades de sobrevivir 10. La industria restaurantera compite con el más alto índice de fracaso, que consta de un 20 por ciento de posibilidades de sobrevivir dos años. Son varias las razones del fracaso de muchos de estos negocios, desde la diferencia en el pago de salarios e impuestos entre países, hasta errores de ubicación.
Mientras Esparza atribuye el cierre de Flautilocas a la falta de publicidad, a Anzures parece no aquejarle el fantasma del fracaso de sus compañeros en la frontera americana, por el contrario, ve la expansión de su negocio como una oportunidad para cambiar el modelo de consumo americano. “Te quieres venir a Estados Unidos a ser parte del sistema de allá, te tienes que adaptar a las reglas”, dice Anzures. “Nosotros nos decidimos a cambiar el paradigma”.
Varela dice que la habilidad de un empresario de mantener un negocio radica en su capacidad de proveer y desarrollar un plan de negocios exitoso así como en su habilidad para lidiar con todos las matices y complicaciones de su operación.
Anzures resume el éxito de su negocio en tres factores, que son “(ofrecer) un buen producto, un buen servicio y una buena ubicación; además de muy buena actitud”.
Esparza descarta que la causa del fracaso de varios negocios mexicanos en El Paso sea su procedencia. “Yo no creo que venir de otro lado a Estados Unidos te predisponga para un triunfo o un fracaso, simplemente no conocemos bien las reglas y aprendemos por ensayo y error”, dice Esparza.