Editor’s note:
The following is the Spanish version of the main story from Mexodus: a class project written by UTEP students. The project’s goal was to explore the exodus of the Mexican citizens to the El Paso region due to the drug-related violence that is raging across the border. The article gives an overview of the different aspects and impact this migration has had on the region and the difficulties students faced in finding solid figures that show the true impact of the exodus. You can find the entire project on Borderzine.com.
EL PASO – Lo que alguna vez fue una vibrante ciudad fronteriza de casi dos millones de personas, con una floreciente industria maquiladora y miles de negocios con escaparates, restaurantes de calidad mundial y lugares de entretenimiento, es hoy apenas una sombra de sí misma.
Con más de 7,000 muertos, miles de negocios cerrados y casas abandonadas, Ciudad Juarez se ha convertido en un emblema de la fallida guerra del gobierno mexicano en contra del crimen organizado y los carteles de la droga.
La implacable violencia que aterroriza a la desértica ciudad ha forzado a miles de familias mexicanas a huir hacia El Paso, la ciudad hermana al otro lado del Río Bravo, y hacia otros lugares en los Estados Unidos o dentro del interior de México.
Aunque el éxodo hacia los Estados Unidos, vestadounidense o visas de residencia temporal o permanente, es difícil de cuantificar; un examen de la actual base de datos de los gobiernos mexicano y estadounidense muestran que el impacto es significativo.
Algunos hallazgos de nuestra investigación:
• En los últimos cinco años, alrededor de 10,000 pequeños negocios en Juárez cerraron. Algunos de ellos lograron reubicarse en El Paso y en otras partes de los Estados Unidos.
• Una de cada cuatro viviendas en Ciudad Juárez está vacante actualmente.
• Los cálculos en cuanto a la reubicación de mexicanos residentes de Ciudad Juárez hacia la vecina El Paso y otras partes en los Estados Unidos varían entre 30,000 a 125,000 personas. En general, Ciudad Juárez ha perdido 230,000 residentes, principalmente de clase media, a partir de 2006, como resultado de varios factores, incluyendo la recesión económica de años recientes y el éxodo de residentes que huyen de la violencia. Sin embargo, la población de la ciudad ha continuado creciendo debido a que continúa atrayendo inmigrantes de todo el país que buscan mejorar sus vidas trabajando en las maquilas o cruzando la frontera ilegalmente. El Instituto Nacional de Geografía, Estadística e Informática (INEGI) reporta que la población de Juárez aumentó de 1,218,817 en 2000, a 1,332,131 en 2010.
• Las escuelas públicas y privadas en la ciudad de El Paso y áreas cercanas muestran crecimiento en sus matrículas debido al éxodo y la expansión militar de Fort Bliss, algunas escuelas particulares reportan aumentos importantes en las clases para estudiantes con conocimiento limitado del idioma inglés.
• Durante el período de cinco años que abarca entre 2001 y 2005, los Estados Unidos otorgaron 7,603 visas de negocios y de inversionista a mexicanos. En los siguientes cinco años, después de que el Presidente Felipe Calderón declaró la guerra a los carteles de la droga, el número se disparó un 400 por ciento, para llegar hasta 31,066.
En Ciudad Juárez, la violencia generada por la guerra contra las drogas y las luchas entre los carteles de la droga han provocado una espiral de asesinatos, extorsiones, secuestros y otros crímenes que han forzado a miles de personas a huir de la ciudad, dejando atrás sus negocios tapiados, sus casas vacías y en muchos casos sus lazos familiares.
Una visible expansión y apertura de negocios mexicanos en El Paso, junto con la cobertura de medios de comunicación sobre la violencia en México, sugiere que existe un flujo masivo de mexicanos en busca de refugio en los Estados Unidos y particularmente en El Paso. Sin embargo, funcionarios de la ciudad, profesores de ciencias políticas, educadores y expertos en ambos lados de la frontera difieren en cuanto al tamaño del éxodo y como ha impactado a la ciudad.
Un estudio de la Universidad Autónoma de Ciudad Juárez sugiere que más de 230,000 personas han abandonado Juárez en los últimos tres años. De éstos, alrededor de 124,000 personas habrían buscado refugio en El Paso, un número que no es verosímil para algunos.
“Nadie cuenta con datos reales como para respaldar una cifra”, dice John Cook, alcalde de El Paso. “Algunas personas se están mudando para acá. Algunas otras cuentan con la doble ciudadanía y pueden vivir en los Estados Unidos. Las personas cuentan con visas de trabajo
algunos de ellos son actualmente dueños de negocios. Por lo tanto, tengo que observar también otros aspectos, como nuevos medidores de agua que se han instalado, nuevos medidores de electricidad, y nosotros no hemos visto eso, es por eso que pienso que la cifra está desproporcionada. Si son más de 10,000, nos sorprendería mucho.”
La frontera Ciudad Juárez-El Paso es considerada una de las más transitadas del mundo, con aproximadamente 250,000 cruces diarios a través de cuatro puentes internacionales. La gente cruza diariamente desde México para trabajar, asistir a la escuela, visitar familiares o divertirse. Muchos de ellos tienen doble ciudadanía o son ciudadanos estadounidenses que han hecho su vida en ambos países, pero ahora, debido a la violencia, han decidido mudarse a El Paso.
Antonio Payán, profesor de ciencias políticas en la Universidad de Texas en El Paso (UTEP), sostiene que nadie sabe realmente cuantos individuos han hecho la transición a El Paso debido a que la mayoría son probablemente ciudadanos estadounidenses. Esto es una barrera cuando se trata de medir el tamaño del éxodo ya que es imposible rastrear el movimiento de ciudadanos estadounidenses de Juárez a El Paso.
“Le apuesto que del 80 al 90 por ciento de la gente que se ha mudado a El Paso en los últimos cuatro años y medio son probablemente ciudadanos de Estados Unidos”, dijo Payán. “Son americanos… nacidos en El Paso, Socorro u Horizon. Juárez tenía cerca de 100,000 ciudadanos americanos viviendo en la ciudad antes de que empezara la violencia”.
Rodolfo Rubio, un demógrafo de El Colegio de la Frontera Norte en Ciudad Juárez, estima que el número de personas que se han mudado a los Estados Unidos no necesariamente a El Paso–en los últimos tres años debido a la violencia relacionada con las drogas fluctúa entre 30,000 y 50,000.
Citando cifras recientes del Instituto Nacional de Geografía. Estadística e Informática (INEGI). el equivalente mexicano al Censo de los Estados Unidos, Rubio dice que Ciudad Juárez contaba con el mayor número de casas que pudieran ser catalogadas como hogares estacionales al año pasado. ¿Qué significa esto? ¡Significa que esas personas viven en ambos lados! Evidentemente, tenemos un espacio habitacional binacional en el que la gente se mueve con facilidad. Esto es un factor que no nos permite conocer con exactitud científica que está pasando”, dice Rubio.
Dijo que para poder cuantificar el número de personas que van de un lado a otro, las estimaciones tienen que considerar la complejidad de la doble ciudadanía, las zonas de negocios compartidos, las relaciones familiares y la interdependencia general que se encuentra en las comunidades fronterizas.Watch Full Movie Online Streaming Online and Download
“Necesitaríamos ver cuántas de esas personas, que aparentemente abandonaron la ciudad y se fueron a El Paso son gente que sigue moviéndose de un lado a otro entre las dos ciudades”, dice Rubio. “Quizá algunos decidieron rentar o comprar una casa allá (en El Paso), pero no necesariamente abandonaron la ciudad”.
Sin embargo, las estadísticas del INEGI revelan que el número de viviendas desocupadas en Ciudad Juárez en 2010 llegó a 111,103.
Desde que le presidente mexicano Felipe Calderón declaró la guerra a los carteles de la droga en diciembre de 2006, más de 35,000 personas han sido asesinadas en México. Más de 7,000 de estos crímenes ocurrieron en Ciudad Juárez.
Además de los ciudadanos estadounidenses, debe haber individuos indocumentados en el éxodo, pero Payán dice que no solo son esas personas un porcentaje pequeño, sino que también son difíciles de rastrear.
“Existen algunas personas sin papeles o documentos. No van a ser muchos…., hablando en términos porcentuales, son un porcentaje mínimo”, dice Payán. “Puede haber un pequeño porcentaje que está viviendo en El Paso con sus visas B1 y B2 visas, pero están aquí legalmente”.
La Visa B1 o B2 es esencialmente una tarjeta de cruce que es renovable cada diez años, y permite a los portadores cruzar hacia los Estados Unidos no más lejos de 25 millas de la frontera por un periodo de seis meses. Sin embargo, ese periodo de seis meses es difícil de regular porque empieza cuando uno entra a los Estados Unidos, pero no hay registro de cuando ellos regresan a México.
“En ese sentido, existe un área gris de legalidad e ilegalidad que es muy difícil de discernir,” dice Payán. “Esto puede permitir a esos portadores extender su estancia potencialmente a través de esas visas, y si esos individuos son parte del éxodo, se hace muy difícil contarlos debido a que se desconoce la fecha de expiración de ese periodo de seis meses”.
De acuerdo con cifras del Departamento de Estado de los Estados Unidos, la cantidad de visas de no-inmigrante otorgadas a través de los puertos de entrada de Cd. Juárez ha disminuido desde 2001, cuando llegó a 336,290. Para 2010, la cantidad fue de 109,875.
NO SOLO NIÑOS DE JUÁREZ
Con la excepción del Distrito Escolar Independiente de Socorro, los distritos escolares del condado de El Paso no han visto un aumento significativo en su población desde que inició la guerra contra las drogas en Cd. Juárez.
De acuerdo con cifras de la Agencia de Educación de Texas, entre los años académicos 2006-2007 y 2009-2010, la población del Distrito Escolar Independiente de El Paso aumentó de 62,857 a 63,378 estudiantes, mientras la población del Distrito Escolar de Socorro creció de 38,693 a 42,676 para el año escolar 2010-11. Ambos distritos mostraron incrementos en el número de estudiantes inscritos en los programas de Inglés como Segunda Lengua (ESL), al igual que los estudiantes clasificados con conocimiento limitado de inglés (LEP).
Ninguno de los distritos escolares proporcionó información sobre el actual número de estudiantes transferidos desde escuelas en México. Las solicitudes de información pública turnadas a EPISD, SISD y YSID fueron rechazadas bajo el argumento de que los distritos no guardan información oficial sobre la procedencia de sus estudiantes.
Algunas escuelas en El Paso, como las preparatorias Franklin High School y Coronado, o El Dorado en Socorro han mostrado aumentos significativos en su población ESL, pero las autoridades de EPISD y SISD coinciden en que los aumentos en las inscripciones no son necesariamente debido a la llegada de juarenses a El Paso. Ellos atribuyen mucho de esta tendencia a la expansión de Fort Bliss.
“Tanto como venir directamente de Juárez, bueno, no necesariamente es solo Juárez. Solo en diciembre, tuvimos un flujo de estudiantes procedente de familias de militares”, dice Jennifer Davila, coordinadora de educación bilingüe en SISD.
De acuerdo con el director de relaciones públicas de Fort Bliss, Sargento John D. Ortiz, desde 2005, alrededor de 27,000 soldados se han mudado a la ciudad con aproximadamente 54,000 miembros de su familia. “En cuanto a los hijos de las personas en servicio, existen algunas escuelas primarias en la base que trabajan en conjunto con el Distrito Escolar Independiente de El Paso. La preparatoria Chapin está ubicada en propiedad militar, pero EPISD apoya con el transporte de los niños a la escuela dentro de esta área también”, dice Ortiz.
No existe un estimado oficial sobre el número de estudiantes matriculados en las escuelas públicas que cruzan el puente todos los días. Payán dijo que muchas personas reportan una dirección en El Paso cuando inscriben a sus hijos en la escuela. Dijo que esta puede ser la casa de un familiar donde reciben su correo, y esto no solo permite a los estudiantes entrar a la escuela en El Paso, también crea un grave problema de confianza.
“Las personas están escondiendo su identidad, su información, su lugar de residencia. El sistema ha creado un mundo de sombras. Las personas no pueden decir con facilidad que van a la escuela primaria en El Paso y viven en Juárez”, dice Payán.
Por la misma razón, es casi imposible rastrear cuántos de estos estudiantes han mudado realmente su residencia a El Paso. Además, debido a que la mayoría de ellos ya estaban inscritos en el sistema escolar, su mudanza a El Paso no tiene un impacto en las estadísticas de los distritos.
El alcalde Cook dice que los individuos que vienen en busca de una educación son más que bienvenidos, y como contribuyentes de impuestos, tienen el derecho de ser educados.
“En el salón de clases, tienes que recibir a la gente sin importar de dónde vienen. Para mí, no es importante si vienen de Juárez o Nueva York,” dice Cook. “Si pagan impuestos, ellos pagan por esa educación. Si están rentando, sus caseros pagan impuestos que a su vez paga por su educación.”
NEGOCIOS EN AUMENTO
Otro aspecto del éxodo tiene que ver con el creciente número de negocios originarios de México. Restaurantes como Aroma, Burritos Crisóstomo y Maria Chuchena han abierto en El Paso durante los últimos años y han mostrado un fuerte interés por permanecer en El Paso.
De acuerdo con la Cámara de Comercio de Juárez, más de 10,000 pequeños negocios han cerrado debido a la violencia en la ciudad, y aunque algunos de esos negocios están abriendo en El Paso, Payán alega que la estadística sugiere algo más.
“No todos los negocios están huyendo de Juárez… Algunos han cerrado en Juárez, pero Maria Chuchena sigue abierto en Juárez. ¿Es eso huir o expandirse?” pregunta Payán.
José Luis Mauricio, presidente de La Red, una organización de negocios creada por empresarios de Juárez para ayudarse unos a otros en El Paso, dijo que la membresía de la organización creció de siete personas al inicio de 2010, a más de 195 miembros activos a mediados de abril de este año. De esos, el 70 por ciento son ciudadanos estadounidenses con fuertes lazos personales y económicos con Juárez.
El alto porcentaje de ciudadanos de Estados Unidos mudando o expandiendo sus negocios de Juárez a El Paso significa que solo una minoría de juarenses habría buscado venir acá mediante visas especiales como las del tratado o de inversionista (E1, E2) o TN/TD visas para profesionistas del TLCAN. Sin embargo, el número de visas E1 y E2 visas otorgadas a mexicanos entre 2005 y 2010 creció consistentemente año tras año, y saltó entre 2008 y 2009 de 1,829 a 2,479. Un año después, el número bajó de nuevo a 1,969. Estas cifras incluyen todas las visas otorgadas a mexicanos y no solo a los de Ciudad Juárez.
Para poder obtener una visa E-1, los solicitantes deben probar que tienen los fondos suficientes para hacer una inversión importante en los Estados Unidos (entre $100,000 y $150,000) y deben contar con un plan de negocios que pruebe que la inversión generará empleos.
“Para un negocio mexicano mediano eso es mucho efectivo”, dice Humberto Guerrero, un abogado de inmigración. “Aparte de eso, la visa antes era válida por cinco años, pero ahora es solo por un año – renovable anualmente. Para muchos de ellos mudarse sería muy riesgoso”.
Aunque conseguir una visa TN puede ser más sencillo, también implica muchas complicaciones porque el solicitante necesita encontrar un empleador que desee hacer la petición por él/ella. Con la actual situación económica, dice Guerrero, no hay muchas compañías que patrocinen gente de fuera.
El número de visas TN/TD otorgadas a mexicanos entre 2005 y 2010 fue de 3,079 a 5,455, con la cantidad más alta en 2008, cuando se aprobaron 7,586 visas. Estos números incluyen a todos los mexicanos, no solo de Juárez.
Guerrero dijo que la mayoría de los negocios que se mudaron de Juárez eran propiedad de ciudadanos estadounidenses que viven en Juárez. Basado en su experiencia como abogado de inmigración, dice que el 80 por ciento de las personas de Juárez, que no son ciudadanos pero se mudan a El Paso, no tienen el permiso para hacerlo.
Mauricio dijo que los juarenses que han migrado como resultado de la violencia en Juárez están ayudando a mantener una economía fuerte en El Paso. “El impacto se puede ver en todas partes. Ellos están abriendo negocios y creando empleos, comprando casas lujosas y enviando a sus hijos a escuelas privadas”, dice Mauricio. “Probablemente el 20 por ciento de la gente en El Paso cerró sus negocios allá (en Juárez)”.
Josie Burzinsky contribuyó a esta historia.
IN BRIEF
What was once a vibrant border city of nearly two million people, with a thriving maquiladora industry with thousands of businesses, world-class restaurants and entertainment venues; Cuidad Juárez is now a shadow of its former self.
With more than 7,000 citizens murdered in the last five years, thousands of businesses and homes shuttered and closed, The city has fallen victim to the Mexican government’s failed war against organized crime and drug cartels.
A study from the Universidad Autónoma de Ciudad Juárez suggests that more than 230,000 people have left Juárez in the past three years. Of those, an estimated 124,000 people may have sought refuge in Juárez’s sister city of El Paso, a number that does not seem credible to some.
“Nobody has any real data to back up a figure,” says El Paso Mayor John Cook. “Some people are moving over. Some others have dual citizenship and have been able to live in the U.S. So I have to look at some other things too, like new water meters that have been installed, new electric meters, and we haven’t really seen that, so I think this number is out of proportion. If it is over 10,000, we will be very surprised.”
Antonio Payan, UTEP professor of political science, argues that no one really knows how many individuals have made the transition from Juárez to El Paso because most are probably U.S. citizens. “I bet you 80 to 90 percent of people who have moved to El Paso in the last four and a half years are probably U.S. citizens,” says Payan. “They are Americans – born in El Paso, Socorro or Horizon. Juarez had about 100,000 American citizens living in the city before the start of the violence.”
The county’s public schools would not provide data on how many students from Cd. Juárez have enrolled schools since the violence started, but figures from the El Paso, Ysleta and Socorro independent school districts show significant increases in the English as Secnd Language population as well as the Limited English Proficiency population.
Another telling aspect of the exodus is the growing number of businesses that originated in Mexico and have relocated to El Paso. José Luis Mauricio, president of a networking organization created by Juárez business owners who are operating in El Paso, says membership to the organization grew from seven people at the beginning of 2010 to more than 195 active members by mid-April of 2011. “Their impact can be seen everywhere. They are opening businesses and creating jobs, buying expensive houses and are sending children to private schools,” Mauricio says. “Probably 20 percent of the people now in El Paso closed their businesses there (in Juárez).”