La fe comienza como una promesa. Para unos su religion es una luz constante en un mundo lleno de sombras. Se da como una base, una certeza sobre la cual todo lo demás se construye, pero para muchos, esa luz se atenúa,las sombras crecen y la base comienza a agrietarse.
El Dr. Clayton Bench, director de estudios religiosos en UTEP, explicó que para algunos, la fe se convierte en algo que cuestionar, algo que dejar atrás o algo que ayuda a otros a redescubrirse a sí mismos, dijo que tener fe puede convertirse en un viaje de supervivencia, duda y sanación.
“La fe puede ser una creencia o confianza en un Dios o Dioses, que puede haber algún tipo de salvación o iluminación que venga de la conexión con ese Dios o Dioses”, dijo Bench.
La fe, tal como él la entendía, se trataba de confianza,pero dijo Bench que la confianza podría ser utilizada como arma de protección del mundo. “El problema con la autoridad religiosa es que toma un aspecto sobrenatural”, dijo Bench. “No puedes ir a la fuente,no puedes preguntarle a Dios, ‘¿realmente dijiste eso’”?

Creciendo en un ambiente fundamentalista, Bench fue enseñado que cuestionar era peligroso, cuando se enfrentaba a una doctrina difícil o inquietante, dijo que la respuesta siempre era la misma.
“Siempre que había preguntas que no podíamos responder, que eran problemáticas, decíamos: ‘Bueno, solo pon eso en la repisa”, dijo Bench. “Pero eventualmente, la repisa se rompe, llega un punto en que todo se derrumba”.
Para muchos, el punto de quiebre no solo viene de preguntas sin respuesta, sino del daño infligido en nombre de la religión. Bench habló sobre el abuso que ha presenciado, abuso que toma muchas formas.
“El abuso puede presentarse de muchas maneras diferentes. Si estás siendo abusado sexualmente, ó siendo abusado psicológicamente”, dijo Bench. “Si sientes que las doctrinas y creencias de tu tradición religiosa te están dañando psicológicamente, necesitas encontrar una manera de enfrentarlo o salir de ahí”.
Sus palabras son crudas pero necesarias. Dijo que ha visto a demasiadas personas permanecer en sistemas religiosas que los lastiman, porque el miedo a irse y perder comunidad, familia e identidad les parece mãs aterrador que el abuso.
“Si hay un problema, necesitan salir”, dijo Bench. “Sé que suena duro, pero quedarse en una situación abusiva puede destruirte”.
Para Christopher Stritzinger, un estudiante de teatro en UTEP, su punto de quiebre llego cuando era niño, cuando la fe le falló en el momento más oscuro de su vida.
“Mi abuela siempre me decía, ‘solo reza a Dios y tu mamá mejorará”, dijo Stritzinger. “Segui rezando y rezando para que ella mejorara, pero todo lo que pasó fue que ella empeoraba cada vez más”.
Con tan solo 11 años, Stritzinger sintió el agudo dolor de la traición de la religión. “Lo que siempre me enfurecía era cuando la gente decía, ‘es parte del plan de Dios’. No mientan. Sería cósmico para un niño de 1l años perder a su madre….rezar por ella, solo para que Él diga, ‘no”, dijo Stritzinger.

La pérdida de su madre dejó a Stritzinger lleno de ira, comenzó a cuestionar la propia naturaleza de Dios, si Dios lo amaba, ¿por qué le quitaría tanto? “Pones tantas de tus creencías en algo, u luego no te lo de melue”.
Sanar de trauma religiosa requicre empatia, espacio y libertad para seenontrar la te en nuestros propios términos. En una escuela católica privada a la que su padre insistió en que asistiera, Stritzinger dijo que se sentía completamente fuera de lugar. La fe estaba por todas partes, pero ya no encajaba en su mundo. Los sermones y oraciones solo hacian que la distancia se sintiera mayor.
“Fue una experiencia muy extraña ir a una escuela religiosa siendo alguien que no cree”, dijo Stritzinger.
“Me sentí como la oveja negra”. Y sin embargo, en momentos de reflexión silenciosa, fragmentos de fe aún lo encontraban. Un maestro una vez explicó que “Dios permite que sucedan cosas para hacernos quienes somos hoy”. Dijo que esas palabras se quedaron con él, incluso mientras luchaba con su significado. “¿Cuánto es demasiado”? preguntó.
Esta es una pregunta que Rebekah Fogleman encuentra a menudo en su trabajo con estudiantes, como líder de InterVarsity, un ministerio en UTEP, ve a estudiantes en cada etapa de la creencia: algunos buscando respuestas, otros cargando profundas heridas infligidas por la religión.

“El trauma religioso, para mí, es cualquier cosa que haya sucedido donde alguien haya intentado decirte una forma de hacer algo o de vivir que tal vez no te hace sentir cómodo”, dijo Fogleman. ‘O más adelante, te das cuenta que, Eso no encaja del todo'”.
Fogleman dice que su enfoque hacia el trauma religioso es con delicadeza, ofreciendo espacio para sanar en lugar de juzgar. Su objetivo es reconstruir la confianza donde ha sido rota.
“Inter Varsity es un lugar perfecto para estudiantes en ese espacio, porque no te pedimos que cambies de opinión de inmediato”, dijo Fogleman. “Te pedimos que descubras, ‘¿qué significa esto para ti? ¿cómo lo manejas'”?
Fogleman habló sobre ser cristiana y cómo las personas que forman parte de esta fe pueden no acercarse a cada persona con empatía. Dice que más personas necesitan reconocer esto en la fe y explica lo que las personas que están ingresando a la fe a veces necesitan escuchar.
“A veces, como cristianos, olvidamos que las personas que son parte de la iglesia… tal vez no se acercaron a los demás bien o no fueron amorosas con ellos”, dijo Fogleman. “A veces tenemos que decir ‘te escucho, te veo, y lo siento”
Para Fogleman, la fe no se trata de imposición; se trata de libertad. “Dios nos encuentra donde estamos”, dijo Fogleman. “Si necesitas dar un paso atrás porque fue un momento realmente dificil, está bien. Dios te conoce y te encuentra exactamente en la etapa en la que estás”.
Para Bench, encontrar sanación significá dejar atrás su tradición religiosa, como ocurre con otros. Dijo que no es fácil, especialmente cuando el miedo de perder todo lo que es familiar sucederá.

“Cuando surge la pregunta, ¿realmente esta persona habla por Dios? Es cuando necesitas empezar a considerar el proceso de salir o buscar terapia”, dijo Bench. “La elección es difícil. ¿Me quedo con todo lo que se siente normal, que se siente como hogar, o me mantengo fiel a mi otro yo, que sabe que los hechos importan”? Para Stritzinger, sanar era redefinir la fe en sus propios términos.
“Creo que, en lo que sea que creas, ahí es a donde irás*, dijo Stritzinger. “Si el cielo te da consuelo, irás ahí, si crees en la reencarnación, entonces eso es lo que pasará. La fe es lo que le dé paz a una persona”.
Y para Fogleman, sanar se trata de redescubrir un Dios que es amor. “Jesús viene a nosotros donde estemos, no exige perfección, solo quiere una relación”, dijo Fogleman.
Al final, la fe no es una estructura única e inquebrantable; es algo vivo, algo que puede romperse y algo que puede reconstruirse. Para Bench, se trataba de escapar del daño y encontrar paz. Para Stritzinger, se trataba de aprender a vivir con las preguntas. Para Fogleman, se trata de ser una guía, caminando junto a aquellos que están rotos y buscando.
La fe puede no siempre darnos las respuestas que queremos, pero en la ruptura y la reconstrucción, hay esperanza y hay sanación. Y a veces, como sabe Bench, cuando el estante finalmente se rompe, hay espacio para comenzar de nuevo.