Por: Héctor Alfonso González
Fotos: Claudia Hernández
Diseño: Alejandra González
Entre los bares y los viejos edificios del centro de Ciudad Juárez, se muestran
pequeños destellos de entretenimiento para la gente que vive en los barrios que
conforman esta zona de la ciudad y también para los turistas que la visitan.
Luego de varios años sumida en la triste violencia, algunos artistas
callejeros no se han quedado de brazos cruzados y, por su cuenta, tratan de
regalarle a la población alegría con música, baile y comedia.
Cada fin de semana una gran y estruendosa bocina con rock and roll, swing o
mambo le da la bienvenida a la gente que camina frente al Museo de la
Revolución en la Frontera desde hace cuatro años. Aquí, cuando una persona va
por la Avenida 16 de Septiembre hasta la Plaza de Armas y la catedral de la
ciudad, podemos encontrar baile con el grupo de Pachucos 656, música en vivo
con Proyecto 5 y comedia con el payaso Frijolito.
En la década de 1940, los pachucos eran un grupo que demostraba la rebeldía
de los hijos de inmigrantes mexicanos que portaban añoranzas, melancolías y
recuerdos en un país completamente ajeno. Pertenecían a la clase media
trabajadora de Estados Unidos. Frank Pérez, profesor en la Universidad de Texas
en El Paso con doctorado en estudios chicanos y de la frontera, explica el
origen de la palabra Pachuco.
“La palabra ‘pachuco’ viene del apodo que la gente de Cd. Juárez le dio a la
ciudad El Paso en 1940. Básicamente, los adolescentes mexicanos y
mexicoamericanos que vivían en Juárez y El Paso eran llamados pachucos. La
cultura se esparció hacia Los Ángeles con el movimiento laboral y familiar
desde nuestra frontera”, Pérez dice.
Incluso tenían sus propios cantantes de la época. Don Tosti fue uno de los
cantantes reconocidos por la cultura del pachuco.
“Tosti era originario de El Paso, Texas, y fue el primer latino en vender un
millón de copias de su sencillo ‘Pachuco Boogie’”, Pérez explica.
Hoy en día, un grupo de juarenses conservan la tradición del pachuco en la
ciudad que los vio nacer. El grupo Pachucos 656, se junta con otros grupos
importantes de la ciudad para hacer un show en la intersección de calles
Avenida 16 de Septiembre, Ugalde y la Juárez. La calle se vuelve pista de
baile cada fin de semana desde el 2014, donde el grupo, conformado por Nicolás,
Frank, Juan Rafael y David, se pasa la tarde bailando y bromeando con el
público que se acerca a mirarlos bailar con sus novias y esposas. Frank, uno de
los miembros que más tiempo ha estado en Pachucos 656, dice que en el grupo se
sienten nacidos tanto en Cd. Juárez como en El Paso.
“Nuestras familias también fueron pachucos, y heredamos la tradición.
Nosotros tenemos tanto sangre juarense como paseña bombeando en nuestros
corazones”, Frank dice.
El atuendo es otra cosa que nos recuerda que siguen vivos los pachucos. La
vestimenta se conforma por zapatos de charol blanco, camisas rojas, pantalones
bombachos y saco de color blanco y unos tirantes que terminan el conjunto.
Pérez explica de donde salió el estilo “zoot suit” que portan los pachucos.
“Los músicos afroamericanos solían portar estos trajes muy largos. Cab
Calloway, cantante muy importante de jazz con su orquesta en 1930, vistió con
estas prendas”, Pérez dice. Después de deleitar al público con rock and roll,
David, miembro de Pachucos 656, dice que lo que importa es darle alegría a la
gente. “La buena causa de regalar un rato de alegría a la gente es lo que nos
importa, y los que nos unió para crear a los Pachucos 656”, David dice.
A pesar de que tratan de animar el centro de la ciudad cada fin de semana,
hay gente mayor que no ve a los pachucos de buena manera. Frank nos da un
antecedente del por qué.
“No eran una pandilla, o una banda de jóvenes revoltosos. El problema comenzó
durante la Segunda Guerra Mundial. Los marinos estadounidenses tenían que
atravesar por la zona este de Los Ángeles, donde el barrio mexicano se
encontraba, para volver a sus casas en la parte ‘normal’ de la ciudad, como la
gente blanca le decía. Esto generaba que se golpearan o asaltaran entre sí”,
Frank explica.
Pérez cuenta que en junio de 1943, hubo un movimiento pachuco conocido como
“zoot “ suit riots”.
“Fueron 10 días de incertidumbre, golpes, y violencia en la zona de la base
de la marina americana, y el este de Los Ángeles”, Pérez dice. “Esto derivó
que los pachucos fueran perseguidos hasta en las salas de cine. El gobierno
hizo que la gente los viera como una mala imagen, y tuvieron que huir de la
policía”.
Sin embargo, la generación de pachucos que ahora conforman Pachucos 656 se
pueden encontrar pintores, trabajadores de maquila, y pensionados que dieron su
mayor esfuerzo en la construcción de edificios.
Con mucha alegría, Frank dice que al centro de Juárez no le falta nada.
“Claro que la gente nos apoya con alguna moneda, pero no es el objetivo. La
armonía, los aplausos del público, y el saber que estamos haciendo que la gente
pase una tarde amena, es nuestro pago semana a semana. El dinero sólo ayuda a
mejorar nuestro show para el público”, Frank dice.
Sin alejarse del círculo de espectadores que tienen los Pachucos 656, se
encuentra la banda Proyecto 5. Un grupo que, como su nombre lo explica, fue un
proyecto para empezar a dar entretenimiento al centro de Cd. Juárez después de
la violencia. Ellos se conforman por cinco músicos de agrupaciones que
surgieron entre las décadas de 1970 y 1980 en la región tocando baladas de
conjuntos que brillaron en los ‘70s y ‘80s y cumbias.
Mara Arciniega, hija del creador de la agrupación y vocalista de la banda,
cuenta el origen de Proyecto 5.
“La gente no salía a la calle, y mi papá, al sentirse triste por su ciudad,
fue como empezó la banda a ensayar”, Mara explica. “Fue hace tres años que mi
papá veía la falta de entretenimiento sano para la gente juarense. No se quedó
con los brazos cruzados, y junto a sus amigos músicos empezaron a tocar aquí,
en el centro de Juárez”.
Las ovaciones que el público en la calle le regala a Proyecto 5 al final de
cada canción, es pagada con monedas y con la alegría del público que semana a
semana viene a ver su show. Para Mara, todo empezó con “un mirón en la calle”.
“Ahora son casi 100 personas escuchando nuestra música. El mejor pago para
nosotros no es el dinero que el público nos regala, es que la gente nos diga
que somos su alegría”, Mara dice.
Además de la música y el baile, la comedia es muy común. Gente con botargas
de personajes de películas, estatuas humanas, y pregoneros complementan el
entretenimiento del centro de la ciudad. Por ejemplo, Javier, mejor conocido en
las calles del centro de Juárez como el payaso Frijolito, platica que empezó su
travesía en la comedia “viendo a otros payasos”.
“Fue como aprendí que ésta era mi vocación. El payaso Chirrín, papá de los
payasos más famosos de Juárez y todo México, Los Chicharrines, me invitaban
como relleno a sus presentaciones cuando alguien faltaba, entonces yo tenía 7 u
8 años”, Javier dice. “El maestro pidió permiso a mi mamá por mi edad”.
Al aceptar su mamá, Javier comenzó a sentir nervios por primera vez. Con
maquillaje en su rostro y una peluca, el payaso Chirrín le demostró a Javier
durante su primer show que no había de que preocuparse si su objetivo era hacer
reír al público. Es así como nació Frijolito.
Al bajar el sol, se empiezan a prender las luces brillantes de los bares en
la Avenida Juárez. Ahí es donde el doble sentido y la comedia subida de tono
empieza a aparecer.
“Tratamos de que el público de todas las edades tenga su rato de risas”, Javier
dice. “Por eso, tratamos de avisarle a las mamás, o papás que lo que van a
escuchar sus hijos van a tener que explicárselo con manzanitas”.
Además de Javier, o Frijolito, existen otros payasos animadores, y músicos que
habitan esta zona de la ciudad. Con tantas muestras de expresión, llega a
existir confusión y hasta molestia entre los artistas.
“La organización es sumamente importante. Necesitamos alguna persona, o
administración para que no tengamos amontonamientos de sonido”, Javier dice.
Además de esta situación, Javier explica que el respeto llega a perderse con
algunos actos.
“Entiendo que uno de mis actos es usando el doble sentido, pero me gustaría
que la gente no lo pidiera y que desapareciera”, Javier dice. “Así, sería
bonito que los niños en el público no sean alejados por las groserías, o bromas
en doble sentido que lleguen a decirse”.
Sin lugar a duda, la belleza del centro de Cd. Juárez tiene cuatro años de
reconstrucción. Después de la tristeza y amargura que se tuvo tiempo atrás, los
fines de semana, a partir de las 12 del día, todos estos artistas pueden
encontrarse en la calle peatonal 16 de Septiembre en el centro de Cd. Juárez.
IN BRIEF
Between bars and historic buildings in downtown Ciudad Juárez, entertainment
performances enliven the streets on weekends for those who want to take a
stroll, relax and have a good time.
For the past four years, on weekends, a loud speaker playing rock and roll,
swing or mambo welcomes an audience walking on the street Avenida 16 de
Septiembre by Plaza de Armas and the city’s cathedral.
A group called Pachucos 656 can be found dancing along with live performances
by a group called Proyecto 5. Also, children and adults can enjoy the evening
laughing at jokes made by a famous and local clown called “Frijolito.”
The history behind the pachucos begins in the 1940s. The pachucos belonged to
the working class of the United States. They were a group of young adults that
demonstrated the rebellion of the children of Mexican immigrants, who carried
longing, melancholy and memories in a completely foreign country.
Despite its negative history, Pachucos 656 celebrates and keeps the pachuco
tradition alive with their famous attire and their lively dancing.
Another group that works to bring the community together is a band called
Proyecto 5. Initially, the band began as project (hence the name) to give
people a break away from all the violence happening in the city.
Proyecto 5 is made up of five musicians from groups that emerged between the
1970s and 1980s in the region playing ensemble ballads that shone in the ‘70s
and ‘80s and cumbias.
Mara Arciniega, daughter of the founder of the group and vocalist of the
band, says the group has created a positive impact in the city.
“People did not go out, and my dad, feeling sad for his city, got the band to
begin rehearsing,” Mara says. “It was three years ago that my dad saw the lack
of healthy entertainment for the people of Juárez. He did not stay with his
arms crossed, and with his musician friends they started playing here, in the
center of Juárez.”
Aside from lively music to dance to, families can enjoy an evening full of
comedy presented by local comedians. One famous comedian is Javier, or better
known as “Frijolito,” who began his career by simply observing other clowns.
Javier found his calling for comedy before he even turned 8 years old.
“We try to make the audience of all ages have some good laughs,” Javier says.