By: Aaron Montes
Hay una cita de Miguel de Unamuno que dice: “Se viaja, no para buscar el destino, sino para huir de donde se parte”. Pareciera que Ulises García Soto va en contra de esto, haciendo del acto de viajar su propio destino. En 2010, emprendió un viaje desde Ciudad Juárez hasta Bolivia, en motocicleta. Este viaje, con una casa de acampar, escaso dinero y un acompañante—Alejandro Salazar—fue inspirado por la lectura del Che Guevara, Giuseppe Garibaldi, John Reed y Alexander Humboldt. Definitivamente no se trataba de huir.
“El motivo del viaje fue la inquietud de saber qué es lo que la vida y el mundo tenía que ofrecernos. Sabíamos que la vida tiene algo más interesante que nacer, crecer, reproducirse y morir. Queríamos salir de la repetición eterna de un ciclo monótono. Queríamos aventuras, vivir la vida, hacer realidad las aventuras de los libros”, dice Ulises.
Ulises obtuvo en 2012, a sus 25 años, una doble licenciatura en psicología e historia en UTEP, y ahora es docente en escuelas primarias, pero sin duda el ha hecho historia. No solo por un viaje que implicó pasar hambre, dormir a la intemperie—en gasolineras, centrales de autobuses, plazas públicas—y decirle adiós a su motocicleta para poder cruzar el golfo del Darién y seguir a pie. El viaje despertó en él, quizás al ver la pobreza extrema de Nicaragua, adentrarse en la cultura nativa de Guna Yala en Panamá, al trabajar cortando y cargando fierros para pagar hospedaje, una sed de cambio que trajo hasta El Paso, donde se hizo parte del Movimiento de Regeneración, con la esperanza de cambiar a México a través de la participación ciudadana.
“Dentro de MORENA hay una secretaría de mexicanos en el Exterior y Política Internacional. Yo trabajo en esa secretaría y nos encargamos de internacionalizar nuestro movimiento, de hacer contacto con otras organizaciones que comparten nuestros ideales en todo el mundo”, dice Ulises.
Ulises entiende que es inevitable ha preguntar cómo es que se puede cambiar un país estando en otro, pero él dice que es lógico que los que tuvieron que emigrar por falta de oportunidades se organicen y busquen mejorar las condiciones de vida en México. “Hay también otras ventajas de organizar comités en Estados Unidos pues algunos mexicanos han logrando una posición económica mejor, tienen acceso a educación y a la cultura y sobre todo están mejor informados que muchos en México sobre lo que pasa en el país. En México, se vive un cerco informativo a la población increíble”, dice Ulises.
En una de esas fotografías que las mamás tienden a sacar en las reuniones familiares, Ulises, de bebé, aparece dormido en lo que podría ser un terreno baldío. Junto a él, solo una barda y esbozos de árboles. Ese, sin duda, es el resumen de Ulises hasta el día de hoy: alguien tan pegado a la tierra que parece brotar de ella.