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Emotoción: Las mujeres Motociclistas Abren Camino a la Conexión y la Comunidad
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Emotoción: Las mujeres Motociclistas Abren Camino a la Conexión y la Comunidad

Es el agarre firme del manillar mientras el viento golpea más fuerte. Es el olor de las llantas quemadas que te llena la nariz. Es el rugido del motor al alcanzar velocidades mas altas: para los motociclistas, estas sensaciones son lo que la adrenalina de conducir puede provocar.  

Janeth Edwards comenzó en el mundo del motociclismo gracias a su padre, que es un profesional de motocross en México. (Salmapaola Baca)

Emoción es la palabra que Janeth Edwards usa cuando habla de sus experiencias conduciendo motocicletas. Empezó a manejar en su juventud por la influencia de su padre, un profesional de motocross en México, y era un entorno del que nunca podría alejarse.  

El padre de Edwards compró motocicletas para ella y sus hermanas para continuar con la tradición del motociclismo; sin embargo, sólo Edwards se mantuvo fiel al deporte gracias a su talento.  

Con 20 años de experiencia, las motocicletas son una parte importante de su vida. Edwards tiene una colección de motocicletas, en ellas incluyendo varios cuatrimotos, y una moto Kawasaki 400 y una Yamaha YZF-R1.  

Su pasión por las motocicletas la llevó a involucrarse con grupos en El Paso. Dijo que a veces, por ser mujer, otros motociclistas hombres creaban un ambiente incómodo.  

“Estaba cansada de juntarme con hombres; siempre me coqueteaban”, Edwards dijo. “Solo quería tener amigas”.  

El deseo de tener amigas inspiró a Edwards a fundar “Biker Chicks” en el año 2013 en El Paso. El grupo, reconocido por “El Paso Motorcycle Coalition”, tiene la misión de impulsar a las chicas que les gustan andar en motocicletas, y, al mismo tiempo, recaudar fondos para diferentes personas y caridades.  

Por los 10 años que el grupo se mantuvo activo, Edwards siente una gran gratificación por el compañerismo que se respiraba.  

 “Fuimos hasta Hawái porque un grupo de mujeres quería establecer un Biker Chicks”, Edwards dijo. “Hicimos muchas cosas en esos diez años; todo fue una experiencia. Casi todos los fines de semana había una o dos actividades, y se siente muy bien poder ayudar a alguien”.  

 Y ese sentido de comunidad entre las motociclistas de El Paso las impulsa a apoyarse mutuamente. Por ejemplo, Edwards chocó recientemente su Yamaha YZF-R1.   

“Iba manejando por la calle y una mujer se me cruzó por delante, sin poner atención”, Edwards dijo. “Ni siquiera tuve oportunidad de frenar y choqué con la parte delantera de su carro, salí volando de la moto”.  

Describió haber salido volando unos 16 metros – pero escapó con heridas leves. Edwards dijo que sólo sufrió heridas en la uña de su dedo, costillas y el pie izquierdo, pero no sufrió fracturas.  

Arriesgando su vida, Edwards dijo que muchos parte de “El Paso Motorcycle Coalition” la contactaron para preguntarle si estaba bien, demostrando la gran fuerza de la comunidad.  

La devoción de Edwards por las motocicletas la llevó a volver a subir de nuevo su moto a pesar del accidente, y con 39 años, Edwards todavía maneja con frecuencia.  

Ahora, Edwards se enfoca en las carreras de motos. Después de cinco años compitiendo, tiene el título de la mujer más rápida de la región sureste.   

“Me encantan las carreras de motos; esa es mi adrenalina”, Edwards dijo. “Es toda una experiencia: vas, te quedas el fin de semana, los sábados son para practicar, luego cocinas y pasas el rato con los demás motociclistas, y el domingo es para competir”.  

El peligro y la emoción van de la mano con los motociclistas, y esta es la razón por la que la exmotociclista Teresa García empezó.  

“Tenía amigos que andaban en moto y yo iba con ellos como pasajera. Iba con ellos en las noches y a eventos de motociclismo”, García dijo. “Lo hice durante unos años, y luego decidí comprarme una moto y tomé clases para aprender a manejar”. 

Aunque García comenzó simplemente como pasajera en las motos de sus amigos, le encantaba la emoción de conducir una moto, tanto por las altas velocidades como por las otras amistades que hacía.   

[De izquierda a derecha] Adriana Carrillo, Sylvia Valtierrez, Janeth Edwards, Michelle Sapien, y Cynthia Arceo les gusta la adrenalina que conlleva conducir motocicletas. (Salmapaola Baca)

Mientras García aprendía a conducir, conoció a Edwards, y se unió a las Biker Chicks en 2014, donde conoció a más mujeres motociclistas.

Conduciendo su Yamaha YZF-R6, García dijo que se divirtió mucho conduciendo como participando en las recaudaciones de fondos.  

 “Hay muchos eventos que benefician a la comunidad, y quiero mencionar que todos en el grupo de motociclistas estamos unidos”, dijo García. “Si algo le pasa a un club o a un motociclista, todos se unen. Todos están dispuestos a donar, dar su tiempo y traer su club”.  

Muchos miembros en Biker Chicks, están orgullosas de los diferentes beneficios que da la organizacion y las recaudaciones de fondos en las que participaron. Por ejemplo, otra ex-motociclista Amy Acevedo contribuyó a la primera recaudación de fondos del club, “Saving Serenity”.

“Serenity era la hija de mi mejor amiga que tenía leucemia, así que necesitamos mucha ayuda con ella”, dijo Acevedo.  

La mejor amiga de Acevedo no estaba involucrada en el mundo de las motocicletas, pero ella se encargó de ayudar a Serenity, y ese apoyo es un tema recurrente entre los motociclistas y la gente de El Paso.  

Acevedo ha manejado motocicletas desde 2013, pero dejó de hacerlo en 2022 debido a una vida ajetreada que incluía estudios de posgrado y cuidar a sus hijos. Sin embargo, dijo que guarda buenos recuerdos de viajar en su Suzuki GSX-R600 con otras personas.  

“Había muy buen compañerismo y generó confianza para las mujeres”, dijo Acevedo. “Había un buen sentido de pertenencia y era una forma de vivir los cuatro pilares de la vida: salud, relaciones, propósito y bienestar emocional”.  

A veces, existen vínculos entre los motociclistas y la violencia pandillera que les dan mala reputación. Acevedo comentó que la fuerte conexión de las Biker Chicks con la comunidad hace que quienes no pertenecen a clubs de motociclistas vean más allá de los estereotipos negativos.  

“En ‘Biker Chicks of El Paso Motorcycle Club’ nunca tuvimos un estigma negativo porque siempre hicimos mucho trabajo benéfico y ayudamos a la comunidad”, dijo Acevedo. “Así que teníamos una buena reputación, y nunca recibí negatividad, salvo que mi mamá me llamara loca por el peligro”. 

A pesar de todo, la emoción, el peligro y el amor que se atribuye a los motociclistas fomentan una gran comunidad en El Paso. Las Biker Chicks, junto con otros grupos de la “El Paso Motorcycle Coalition” difunden positividad entre ellos y la ciudad.  

Si bien la valentía es parte integral del nombre de un motociclista, para algunos, vivir al límite significa cultivar la amabilidad hacia la comunidad. 

 

 

 

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